La Raza NO EXISTE, NUNCA HA EXISTIDO.

 

El Mito de la Raza

        En la vastedad de la historia humana, el concepto de raza ha emergido como una sombra silenciosa que divide y categoriza a los seres humanos. Este mito ha persistido, alimentado por la superficialidad de las diferencias físicas: el color de la piel, la forma de la nariz u ojos, la textura del cabello, etc. La raza NO EXISTE, pero si realmente existiesen razas distintas, la humanidad se parecería más a un mosaico quebrado, con piezas que no encajan ni comparten una esencia común.

    Las diferencias en nuestra apariencia no son más que las huellas que el sol, el viento y el clima han dejado en nuestras pieles. La piel oscura, como un escudo, guarda la historia de generaciones bajo el sol abrasador del ecuador. La piel clara, por otro lado, refleja la búsqueda de la luz en tierras donde el sol apenas asoma. Estas características, tan poéticas en su diversidad, no indican razas distintas, sino respuestas armoniosas y bellas a la diversidad de nuestros entornos.

La Raza como Teoría Pseudocientífica: El Sueño de la Dominación.

   El concepto de raza ha sido una herramienta poderosa en manos de aquellos que buscan dominar y oprimir. Como una fábula oscura, la pseudociencia de la raza ha justificado atrocidades y desigualdades, creando jerarquías ilusorias entre los seres humanos. Sin embargo, las nuevas orientaciones científicas, han demostrado que no hay base genética para tales divisiones. Somos, todos nosotros, hojas del mismo árbol, compartiendo una raíz común que se extiende por la vastedad de la tierra. Somos Armonía en la Diversidad.

  Como en el tema de la cultura con su homogeneidad, si las razas fueran reales, la humanidad sería un lienzo roto, incapaz de mezclarse y crear nuevas vidas. Los americanos autóctonos, los africanos, los europeos, los asiáticos y los habitantes de Oceanía serían como especies distintas, sin posibilidad de compartir el don de la procreación. Sin embargo, la realidad nos muestra un conjunto genético intrincado y hermoso, donde cada hilo, sin importar su color o textura, puede entrelazarse con otro para formar una imagen de unidad en la diversidad. La capacidad de procrear entre todos los grupos humanos es la prueba más contundente de que somos una sola especie, unida por la biología y la esencia de la humanidad.

Celebrando la Armonía en la Diversidad

    La raza, como concepto, no es más que una ficción que ha servido para dividir y controlar. Las diferencias que vemos en nuestras apariencias (Melanina y vitamina D) son adaptaciones naturales a los diversos climas y entornos de nuestro planeta, no marcas de razas distintas. La persistencia de la teoría racial ha sido una herramienta de dominación y opresión, pero la verdad es que somos una sola especie, una familia humana. Al abrazar esta realidad, podemos celebrar nuestra diversidad como una riqueza y no como una barrera. En esta aceptación, encontramos la belleza de nuestra unidad y la promesa de un futuro más justo y equitativo para todos.