La Cultura ya NO EXISTE

    

   Si antes existió, hoy, la cultura ya NO EXISTE. Cierto, hay una miríada de perspectivas sobre lo que es considerado en nuestros tiempos como cultura, pero el denominador es común y único; se trata de la adaptación específica de una comunidad al entorno y a sus exigencias, esto es, un conjunto de prácticas homogéneas de un grupo humano, para adaptar y adaptarse a las circunstancias de su entorno, nos referimos a:  tradiciones (organización socio-política), arte (en todas sus modalidades), religión (específica de cada comunidad), etc. Sin embargo, esta característica homogénea, es tan difícil hoy como conseguir un vaso lleno de lágrimas de mosquito, pero también tan posible como extraer sal del agua marina.  

  Si nos volviésemos unos locos aventureros, armados de voluntad inquebrantable, y tratásemos de encontrar la cultura en su estado más puro, tendríamos que estar dispuestos a remontarnos varios siglos en el tiempo, mucho, muchísimo antes de la globalización, cuando los contactos entre los distintos grupos humanos eran INEXISTENTES, solo entonces, existía cultura en su estado puro.

En aquel momento atemporal, los individuos poseían una manera uniforme de adaptarse a las vicisitudes que presentaba el entorno y, a través de la conciencia colectiva y la solidaridad mecánica, todos los miembros de la comunidad, como si de un grupo de baile moderno se tratase, asimilaban la coreografía de las creencias, aspiraciones y miedos con suma inmediatez.

 Con el paso del tiempo, inició el inevitable contacto de unas comunidades humanas con otras, generalmente motivado por los intercambios comerciales, y comenzarían así las fisuras reflejadas en el proceso de intercambio cultural (interculturalismo).

Todo se magnificaría y alcanzaría su punto álgido con la propagación de la globalización, pues, las comunidades, sociedades, países y continentes, se han entrelazado y como la sal en la mar, las formas específicas de adaptación de una comunidad se han contagiado a las otras: los africanos ya creen más en Jesús que en sus propias religiones, Halloween  corretea por las ciudades de todo el mundo, el Yoga está presente en las prácticas occidentales  y las trenzas africanas son más populares que nunca en casi todo el mundo, se acabó la homogeneidad, ¡viva el multiculturalismo!; la cultura ya NO EXISTE.

Sin embargo, no todo está perdido, cabe resaltar que subyace una esencia inmutable en las comunidades humanas, aquello que les hace ser ellas y no otras; la Identidad Cultural, la que a su vez, está definida por unos valores específicos.

La Identidad Cultural es el elemento diferencial entre un africano (puro) y un europeo (euro americano de Estados Unidos, euro africano de Sudáfrica, euro asiático de India, hasta euro oceánico de Australia), el rasgo distintivo entre un americano (autóctono), un asiático y un oceánico. En los africanos estos valores son, entre muchos otros: la hermandad (la familia, tribu, clan ante cualquier cosa), la hospitalidad (uno no es nada sin los demás) y la honestidad (integridad ante cualquier cosa), mientras para un europeo, el individualismo y la competencia son los motores de desarrollo personal y comunitario.

Demostrado, la cultura, al menos como conjunto de prácticas homogéneas, ya NO EXISTE, solo nos queda aferrarnos a nuestra Identidad y a sus valores, porque sin ellos no seríamos nosotros; la Identidad Cultural es nuestro sello distintivo, nuestra marca personal y  nuestra contribución genuina a un mundo cada vez más diverso, globalizado y multicultural.