Un Big Bang Incestuoso y una Génesis Divertida

  ADVERTENCIA 

   Si es usted muy creyente y practicante, está convencidx de que los caminos del señor son inescrutables, que el Atora, la biblia o el Corán son libros sagrados, y no unas novelas de éxito más como el Quijote, Romeo y Julieta o EL DEMONIO EXISTE Y LA MUJER ES LA Prueba y, además, cree fielmente que los pastores, profetas, sacerdotes son unos Santos y no  unos empresarios y funcionarios, se lo ruego, ahórrese mucho dolor y no lea el artículo. Pues, si se atreve a leerlo, solo me hago responsable de lo que he escrito y no de lo que usted vaya a pensar o sentir después de la lectura. 

Preámbulo.

   Nada, absolutamente nada, esto es lo que realmente sabemos acerca del principio de los tiempos, por tanto, todo, prácticamente todo cuanto dice saber ahora la humanidad ha tenido que inventárselo de la nada. De tanta creación de la nada, no es de extrañar que al D/dios religioso se le atribuya curiosamente la característica de “creador de todo a partir de la nada”, pues así cumple mejor su papel de chivo expiatorio y muchos nunca se darían cuenta de que dicha expresión en realidad está describiendo al hombre mismo y no al producto que ciertos mercaderes de la fe llaman D/dios. Sin duda alguna, la más patética de todas  es la Teoría del Big Bang, y es que, dice ser una teoría científica, pero asienta sus bases en el creacionismo religioso, menuda ironía, el Mba’aismo tenía razón, se copian uno al otro, pero no lo admiten ni lo admitirán nunca. 

   En lo personal yo siempre digo, no lo sé, no es nada difícil de admitir, sencillamente no lo sé. No me atrevo afirmar qué estuvo en el principio de los tiempos porque no lo sé, soy consciente de que no todos serán tan cobardes como yo, al no poder ni querer afirmar aquello que no sé, pero insisto, no me avergüenza para nada admitir que no lo sé, pues, no es raro que no lo sepa porque ese conocimiento es sumamente anterior y trascendente a mí, de hecho, me siento bastante cómodo admitiéndolo, no lo sé. 

  Quisiera dejar claro que NO SABER NO ES MALO, no es que sea bueno, solo es no saber y nada más que eso. Ignorar algo tendría que ser considerado una característica más de la condición humana, como el dolor, el cansancio, el sueño, el miedo y cualquier otra que le recuerde su condición, por ejemplo, la mortalidad. No es un pecado admitir, tengo hambre, estoy cansado o exclamar ¡qué dolor! Pues tampoco debería serlo admitir no lo sé. Cuando se admite la ignorancia, se abre un abanico infinito de posibilidades de aprendizaje, el humano acepta su condición y que existen realidades trascendentes a sus capacidades. Sin embargo, no admitir que no se sabe no solo es malo, fue el atemporal tropezón de la humanidad, el que la condujo a las peores atrocidades que ha cometido hasta ahora como especie y todas ellas porque no quiso ni quiere admitir que no sabía ni sabe. Los humanos no querían admitir que solo son precisamente eso, unos meros humanos y nada más.

Sin más preámbulo, que empiece el incesto y la diversión...

Un Big Bang creacionista e incestuoso (lo que se callan los científicos) 

    Entorno a la cuestión del origen de la vida y de la existencia, unos afirman sin vacilación, vergüenza ni remordimiento alguno que en el principio estuvieron la materia, la energía, el tiempo y el espacio. Muy bien, dos chicas y dos chicos, pero vayamos despacio: primera cuestión, si los cuatro surgieron de la nada eso ya apesta a creacionismo puro y duro desde el principio. Segunda cuestión, si nacieron del mismo parto, eso les convierte en cuatrillizos, si no es así, entonces serían por lo menos familia, cercana o lejana, pero en cualquier caso familia ¿entiendes a qué quiero llegar verdad? Vale, sigamos… al adquirir cierta edad, los jovencitos y jovencitas comenzaron a experimentar ciertos picores, no los entendían, pero lo cierto es que tampoco había nada que entender. A falta de otros entes en el entorno para crear diversidad genética y calmar así los picores, acabaron tornándose aún más intensos y, por ello, insoportables, había que hacer algo al respecto. Una vez que cayó la gota que siempre colma el vaso, el tiempo, como el más inteligente de los hermanos envió a la energía por su vitalidad y al espacio por su amplitud a “dormir bajo noni para evitar el acumulari”, una cuestión sumamente importante mientras él explicaría una materia a la hermana materia, hermana, has de saber que no se te crea ni se te destruye, solo se te transforma, recuérdalo por siempre, dijo el tiempo a la materia. Y el espacio gritó para llamar a la energía - ¡al campo, al campo, al campo! Tras y a partir de estos intensos partidos de futbol parecidos a los del “Nzalang Nacional”, nacieron los átomos y las moléculas.

 Átomos y moléculas eran la nueva generación nacida de unas relaciones muy poco éticas, sus progenitores seguían ahí, pero seguro que por vergüenza ya no se dejaban ver como antes. Átomos y moléculas llevaban a sus espaldas el grandioso deber de perpetuar la especie y garantizar su existencia, de su matrimonio forzado nacieron unos niños grandes y fuertes llamados órganos, estos últimos crecieron y crecieron hasta convertirse en culturas adultas y de vejestorio se convirtieron en historia. Esta es la visión de los científicos, unos señores y unas señoras bastante confiados y con un autoestima altísimo, tanto que se atrevieron a ponerle fecha al surgimiento de la existencia, de la nada, del todo y de todo.

Una génesis la mar de divertida (D/dios se lo pasó en bomba con su escriba)

  Por otra parte, en el principio de los tiempos, en un día sin sol y sin lluvia, como pasa siempre en los barrios de todos los poblados y no tan poblados de Guinea Ecuatorial, cuando la gente se dispone a silenciar, por un momento, la acusadora voz de su conciencia moral, vender algún que otro avioncito, tomar prestado algún dinerillo de la Caja Pública para gastarlo en no sé bien qué cosa, sí, en un día exactamente igual D/dios estuvo tan aburrido en no sé dónde que llamó a su escriba, se trataba de un humano y le dijo que anotara todas y cada una de las acciones y palabras mientras estuviese jugando. El escriba temeroso de D/dios comenzó: En el principio de los tiempos D/dios creó los cielos y la tierra. Afirma el escriba que su aburrimiento era insaciable y necesitaba más diversión, entonces, por puro capricho y para su diversión, al margen de la de cosas que ya había creado, se le ocurrió crear a la humanidad.

-Ahora mismo vamos a jugar a la Yincana, afirma el escriba que dijo D/dios, ¡pero no tenemos jugadores! dijo el escriba, es cierto, dijo D/dios, en ese caso, para hacerte a ti también partícipe del juego porque me  caes bien y me siento generoso, ¡hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza! Tendrá un cuerpo como el tuyo y una imaginación como la mía, le dejaremos pistas por todo el juego: la armonía en la diversidad, la conciliación de los polos supuestamente opuestos a través de la Tolerancia a la diversidad, el Respeto de las condiciones no propias y la Aceptación de todas las manifestaciones naturales existentes, pero te aseguro que este tonto se distraerá mucho más por cuestiones superfluas y se olvidará de lo más importante, si quieres apostamos, dijo por último D/dios a su escriba.

   En suma, es un tanto ingenuo creer que el Big Bang científico es equidistante al creacionismo religioso porque para el Mba´aismo, hay parte de creacionismo en los cimientos del Big Bang, así como también evolucionismo a lo largo de todo el desarrollo de la teoría creacionista, por tanto, ¿Por qué nos empeñamos tanto en separar las dos teorías, si en esencia son interdependientes, complementarias y se retroalimentan una a la otra?

   Ya sé que soy cobarde, pero si en algo me atreveré a mojarme, aquello será afirmando tajantemente que sin el creacionismo el Big Bang no sabría ni por dónde empezar, por su parte, el creacionismo no podría completar su argumentación sin acudir a la teoría evolutiva-reproductiva, pues sería aún más ficticia de lo que ya es ahora.

Bueno, ya he blasfemado demasiado y me iré al infierno por ello, pero según Ela G, “biabese biaque osu” … leo su comentario.