Diecinueve HORAS DE HUMANIDAD en la Resi

    

Resumen

   El presente artículo describe, desde una visión meso sociológica, los rituales cotidianos de la Comunidad de estudiantes residentes, basándose en la realidad del domingo, 10 de julio de 2022.

  A partir de la sociología es fácil entender que, los individuos no viven de manera aislada y esparcidos por toda la sociedad, sino entre ellos existe un vínculo que los interconecta, la Comunicación, permitiéndoles así fortificar sus lazos humanos. Sin embargo, se menciona un elemento detractor de dicho nexo, la web y las redes sociales, al que, como comunidad, hemos de hacer frente a pesar de sus sofisticados y muy atractivos métodos y herramientas, todo en defensa de nuestra humanidad como seres sociales.

Palabras clave

Mesosociología, Comunidad, Comunicación, Web y Redes Sociales.

Sociología y Mesosociología

 Una de las definiciones más simplistas y reduccionistas de la sociología es aquella que la describe como: el estudio científico de los individuos en su vida social, lo cierto es que la definición no es incorrecta, pero en lo personal, se suele considerar poco explícita, dado que uno podría llegar a creer que los individuos están esparcidos por toda la sociedad, de arriba abajo, como si de unas lechugas se tratase, y que los sociólogos se pasan el día analizándolos e inmiscuyendo en sus vidas. Lo cierto es que, en lugar del azar, caos o anarquía, mejor pensemos en que los individuos están repartidos en distintos grupos sociales interconectados por la comunicación en todas sus modalidades: desde el primero y principal que es la familia, los intermedios como las distintas comunidades a las que pertenecemos, hasta uno más grande como el país de donde somos. Para cada grupo social le corresponde una dimensión de la sociología; la microsociología para las familias, la mesosociología para las comunidades y la macrosociología para las relaciones entre países.

 Domingo, 10 de julio de 2022 en la Residencia Universitaria

  Fue un cúmulo de circunstancias las que convirtieron este día en uno DIFERENTE: el agotamiento que ya manifestaban los estudiantes por estar en las últimas fechas del Año Académico 2021-2022, el hecho de que se tratase de un fin de semana, el aviso de un apagón inminente y, por supuesto, el mismo apagón en sí. Todas estas circunstancias supusieron una masa crítica para que se manifestase un cierto cambio en el comportamiento de los integrantes de la Comunidad estudiantil.

 La Residencia Universitaria, como Comunidad que es, no está exenta de las leyes que se ha mencionado que son aplicables a todo grupo social intermedio, pues lo que les une a los residentes son el conjunto de experiencias que comparten desde la entrada hasta la salida: las salidas conjuntas, los cumpleaños, las reuniones internas, las noches de cine, los partidos de fútbol y muchas experiencias más. Todos estos rituales, valiéndose de la comunicación en sus múltiples modalidades, crean una imaginación compartida que, a veces y entre cierta gente, se convierte en una conciencia colectiva y les hace a todos más humanos.

 Por tanto, todo pensamiento, palabra y acción individual o colectiva orientados a debilitar la comunicación entre los estudiantes residentes, debilita igualmente su humanidad, por otra parte, cada modalidad de comunicación reporta así mismo un cierto grado de humanidad. Pues, no es igual de gratificante charlar en el patio que hacerlo en el grupo común de WhatsApp.

  La fecha mencionada supuso para mí (un Amante de las Interacciones Humanas), una experiencia fascinante y bastante reconfortante: todo comenzó a las 5: 29, tres minutos antes yo ya estaba despierto y como se anunció, aunque casi 30 minutos antes, llegó el apagón y justo después comenzarían los minutos que posteriormente se convertirían en las diecinueve horas de humanidad en la Residencia universitaria; la mayoría salimos al patio y lo raro es que, como casi nunca, amanecimos contando historias reales y ficticias, chistes buenos y malos y descubrí que algunos seguían acordándose de ciertas cosas típicas de nuestra cultura además de las tonterías occidentales que nos impartían en la universidad, "no todo está perdido" pensé. La magia continuaría todo el día y los ejemplos claros se notaban en el comedor, donde la gente, de manera inconsciente, se sentaba más próxima de otra como casi nunca, los teléfonos habían perdido cierto grado de protagonismo; los grupos de charla en el patio abundaban hasta como si de una fiesta tradicional se tratase, había por donde elegir dentro de un profundísimo surtido de temas.

  Como era de esperar, no todos lo estaban pasando tan bien, para los nomófobos declarados, fueron horas de puro infierno, no había corriente eléctrica y aquello afectó a la red wifi del recinto, no podíamos acceder a WhatsApp, Instagram, ni mucho menos al rey del momento; Tik Tok. Tal era la desesperación que, algunos aguantaron el tipo con todas sus fuerzas, unos se ahogaban en su propia sangre por la carencia de internet, mientras otros acababan sucumbiendo en la tentación comprando paquetes de datos.

 En definitiva, el domingo supuso un día ideal para analizar, comprobar y llegar a la conclusión de que, tanto la Web en su conjunto como las Redes Sociales en específico, ejercen una poderosísima influencia sobre nuestro comportamiento y rituales comunitarios, y aquello se debe mayoritariamente por el nivel de poder que hemos conferido a sus distintas plataformas, de las cuales se dice que han venido hacerle la vida más fácil a los seres humanos pero cuyos efectos se presentan como detractoras de la humanidad de los actores sociales; pues al llegar la corriente a las 00: 20 aproximadamente, los adictos volvieron a su estado natural de deshumanización cuyo nexo es la comunicación impersonal con las plataformas y adiós a las charlas, cuentos, chistes, anécdotas, acertijos y las experiencias que por diecinueve horas nos habían hecho recordar lo que es estar en contacto con la naturaleza y experimentar la sensación de cada instante.

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